28 diciembre 2009

una canción, un recuerdo, un sentimiento...

la comunicación una utopía

La mayoría de personas afirmamos que la base de toda relación radica en la comunicación. Pero los años te demuestran que esta afirmación únicamente se aguanta en el papel porque en la realidad termina siendo, única y exclusivamente, una declaración de intenciones. Llega un momento en que esas dos personas que en el inicio de su relación repitieron por activa y por pasiva que la comunicación sería su bandera, dejan de comunicarse. Cuando vuelves a ser protagonista de una ruptura afectiva intentas analizar, con la experiencia que dan los años ¿qué pasó esta vez?, ¿porque la comunicación se rompió?

Aunque me considero una persona pasional estoy en una fase de mi vida que intento analizar las cosas de forma objetiva por lo que en esta ocasión tome papel y lápiz e intenté analizar bajo el esquema simple de la comunicación cuales fueron las causas que llevaron a emisor y receptor a romper su comunicación.
Evidentemente, el lenguaje que utilizábamos era el mismo, pero a pesar de utilizar el mismo idioma en el transcurso de la relación se fueron incorporando ruidos que distorsionaron el mensaje. Cuáles fueron esos ruidos: la diferencia cultural, la diferencia de edad, los objetivos a corto y medio plazo, las responsabilidades familiares, la capacidad de aceptar al otro tal y como es… Al final todos esos ruidos desvirtuaron paulatinamente el mensaje que ambos protagonistas deseaban transmitir. Sólo había un elemento capaz de eliminar del canal todos esos ruidos: los sentimientos, por lo que al final llegué a la conclusión de que si realmente no se reestableció la comunicación fue porque alguna de las partes no sentía lo suficiente.
Es triste, muy triste llegar a esta conclusión pero debemos aceptar y respetar la decisión de la persona que amamos ya que, simplemente por eso, porque la amamos debemos hacer todo lo posible porque sea feliz, aunque no sea a nuestro lado.

14 diciembre 2009

la magia del etna





Todos tenemos sueños algunos alcanzables y otros no, pero nuestro objetivo debe ser luchar por alcanzarlos. Un día me levanté con la ilusión de viajar a ese lugar mágico: El volcán Etna. A partir de ese momento empecé a soñar en ese lugar, a veces dormida, a veces despierta. Busqué documentación, videos, fotos y cada día mis deseos eran mayores de disfrutar de ese paisaje y de vivir la magia que ese volcán en constante ebullición me prometía.

Por fin llegó el día, estaba allí en aquel lugar soñado y a pesar del frío que sentía mi cuerpo viví una sensación tan agradable: me sentí la persona más feliz del mundo por que estaba donde y con quién quería estar.


Abrí los ojos tanto como pude para poder retener en mi mente y en mi corazón aquellas imágenes, aquellas sensaciones increíbles. A pesar de que la felicidad de aquel momento fue fugaz como una estrella, se que fue real y nada ni nadie podrá evitar que la recuerde con mucho cariño.

Dicen que lo breve y bueno, dos veces bueno. Por eso no tiene mucho sentido cuantificar el tiempo que duró porque la intensidad fue tal que recordarla me produce un verdadero placer. Doy gracias por haber tenido la oportunidad de vivir ese sueño y que mi cuerpo captara esa cantidad de energía que la lava me transmitió.